> LA IGLESIA RECOMIENDA REZAR POR LA SALVACIÓN DE LOS MASONES Y LUCHAS CONTRA LA INFLUENCIA LUCIFERINA DE LA MASONERÍA


Como muestra de la desorientación que se ha instalado en el Vaticano, mientras algunos prelados permiten que se celebren ceremonias masónicas dentro de templos católicos y sostienen que la condena a la masonería ya no está en vigor, otros medios oficiales vaticanos siguen achacando luciferismo a este grupo y piden a los católicos que recen por la salvación de los miembros de la masonería. 


En efecto, a raíz de una entrevista realizada a Serge Abad-Gallardo, Infovaticano, ha aprovechado para renovar estas ideas que, desde luego, no son las del papa Bergoglio. En febrero de 1989, Serge Abad-Gallardo ingresó en la obediencia del Derecho Humano de Francia (la más izquierdista y republicana de las tendencias masónicas), comenzando así un recorrido que le llevaría a los altos grados de la masonería. Veinticuatro años después, sin embargo, un encuentro con la fe cambió su vida y le llevó a abandonar la masonería. Se encontraba por aquel entonces en la mitad de su itinerario en los altos grados, a punto de acceder al grado 14 y de continuar su camino hacia los más altos niveles de iniciación. En el libro Serví a Lucifer sin saberlo, publicado recientemente en España por la editorial Homo Legens., Abad-Gallardo cuenta su experiencia.

El autor cuenta en el curso de la entrevista que quienes alcanzan los “altos grados” son pocos, tan solo un 10 o un 15%, el resto permanecen durante toda su vida en las Logias Azules y desconocen “los secretos de los altos grados”. Veinticuatro años después de ingresar, Abad-Gallardo abandonó la masonería con el grado 12 de Gran Maestro Arquitecto: “Me encontraba en la mitad de mi itinerario en los altos grados. Pero el amor de Cristo y la ternura de Santa María fueron mucho más potentes que el esoterismo”.


La tesis de su libro Serví a Lucifer sin saberlo es que la masonería tiene relaciones, ciertamente disimuladas, pero muy estrechas, con la doctrina luciferina. Para demostrarlo, el autor cita fragmentos de rituales de los altos grados que lo demostrarían. Añade: “la acción de Lucifer a través de la masonería es tanto más perniciosa en cuanto que no es explícita…”. El mismo autor reconoce que la influencia luciferina en la masonería es muy sutil: “no se trata de un culto explícito a Lucifer. La masonería no es abiertamente satánica. Sin embargo, cito numerosas «tablas» masónicas que alaban explícitamente a Lucifer. Esto no se puede negar. Por último, en algunos Altos Grados existen signos luciferinos que describo”.


Para Abad-Gallardo la mayoría de los masones ignora esta realidad y piensan que la masonería no es más que una organización filosófica inocua que solo pretende «liberar» a la Humanidad: “Pero no es así. Pocos son los masones, salvo los dignatarios o los que han ingresado en los Altos grados, que perciben la actuación mágica de los rituales. Hay que rezar por la salvación de los masones y luchar en contra de la influencia luciferina de la masonería. Con las armas de la fe, como nos enseña San Pablo”.


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