> LOS “POLÍTICOS PRESOS” ANTE SU PROCESO: CUIXART HARTO, ROMEVA PIDE AYUDA A LOS “REPUBLICANOS ESPAÑOLES”

El presidente de Òmnium Cultural, Jordi Cuixart, ha declarado estar “harto” -ha utilizado la palabra- por el comportamiento de los “líderes independentistas” y por su falta de unidad. Lo ha hecho en una carta abierta escrita a Catalunya Ràdio (la emisora de la gencat, junto con el RAC1, principal vehículo de distorsión de la realidad política catalana en favor del independentismo). Cuixart ha escrito esas líneas desde la prisión de Lledoners pero apenas se ha comentado en los medios de comunicación catalanes favorables al “procés”, en la medida en la que evidencian las luchas, las rivalidades y el fraccionamiento al que ha llevado el fracaso de la aventura independentista.

Según declaró Cuixart, actualmente ”hacen falta nuevos liderazgos”, porque "no se puede gobernar un país desde la prisión (clara alusión a Oriol Junqueras) o el exilio (obvia referencia a Puigdemont y a su corte de Waterloo)”. En el pim-pam-pum, calificó al presidente de la Generalitat, Quim Torra, como “presidente vicario”, añadiendo que "hay que reorganizar los diferentes espacios del soberanismo y crear nuevos espacios de complicidad social, y hacen falta nuevos liderazgos que, obviamente, convivan con los existentes; es prioritario"... algo que haría falta explicar bastante más.

En realidad, Cuixart es víctima de sí mismo y del año y pico de prisión provisional que le ha llevado a vivir muy de lejos el post 1-O. Sólo así puede entenderse el desenfoque del que es víctima: una cosa es acertar en el fraccionamiento del independentismo en cuatro corrientes principales y otra muy distinta augurar su futuro. Es mucho más simple de lo que cree Cuixart: el doble salto mortal del 1-O se ha coronado con un estrepitoso fracaso, simplemente, porque contenía errores gravísimos de percepción (sobre la debilidad del Estado Español y sobre la actitud de la UE, pero también sobre las fuerzas políticas que lo apoyaban: un proceso como el que emprendieron los dirigentes independentistas, precisaba una mayor “fuerza social” y consensos mucho más amplios que los que se daban entre los grupos indepes y el silencio de la “izquierda timorata” (el PSC en las nubes y los “podemos” regionales defendiendo a y no-a a la vez). Esta falta de realismo en el arranque del proyecto se ha traducido en su fase final en recriminaciones de todos contra todos y en un fraccionamiento final superior al que estaba presente en los orígenes. Y esto todavía no ha acabado: ahora falta ver quién de todos los capos independentistas tiene el valor de poner el cascabel al gato y reconocer el fracaso y la imposibilidad de avanzar más en esa dirección.

Al leer las declaraciones de Cuixart, sorprende, por ejemplo, la hostilidad manifiesta hacia Quin Torra. Cuando responde a la pregunta sobre el significado que, a su juicio, tienen las afirmaciones del “president” en el sentido de "no aceptar las sentencias [contra los dirigentes independentistas procesados] si son condenatorias”, Cuixart contesta: "Se lo tendríais que preguntar al presidente”…

En el fondo, los “dos Jordis” parecen ser las víctimas propiciatorias del “proceso al procés”. Su papel en los acontecimientos y, especialmente, las fotografías subidos a vehículos inutilizados de la Guardia Civil, protestando por las detenciones realizadas en la cúpula del “procés”, van a pesar como una losa sobre su defensa.

La actitud de Romeva, el “mister Proper” del “procés”, no es mucho mejor. Ha elegido otra línea de defensa: "No me declararé inocente; negaré haber cometido ningún delito". Romeva ha deplorado que los dirigentes independentistas estén en la prisión “por haber pretendido desplegar una vía, la de la República independiente, que tenía que servir para aplicar las políticas de progreso que ahora defienden el PSOE y Podemos en los Presupuestos Generales del Estado”…

Romeva, considera muy complicado que el gobierno cuente con el apoyo de los independentistas en los presupuestos en estas condiciones, y ha reclamado al gobierno de Sánchez que "sea consciente de que más tarde o más temprano necesitará" el apoyo de los independentistas. Ha instado el PSOE a "actuar para revertir la no separación de poderes" y la politización de la justicia heredada del PP. Resulta curioso que, en ningún momento, Romeva haya reconocido que en España existen “división de poderes” y que meter en el mismo saco el juicio por la intenta independentista y los presupuestos del Estado, solamente puede salir de una mentalidad antidemocrática y que, en cualquier caso, no ha entendido el espíritu de la constitución.

Romeva, por su parte, intenta sensibilizar a los “republicanos españoles” sobre lo que pretendían los “republicanos independentistas”: lo mismo que ellos, dice, desplegar "políticas sociales, progresistas, para el bienestar, cosa inviable con las herramientas de la autonomía”. Romeva nunca ha sido un político particularmente hábil, sino alguien que ha creído las propias mentiras difundidas por los medios independentistas: ni siquiera es capaz de ver el problema con el que se encuentra Pedro Sánchez en estos momentos. Si no logra sacar la ley de presupuestos adelante, puede suceder que las elecciones municipales y autonómicas y las elecciones europeas, supongan varapalos insuperables. En ese caso, debería convocar elecciones anticipadas como máximo en septiembre… lo que unido al hundimiento electoral de Podemos supondría un casi seguro giro a la derecha del electorado y la adoptación políticas de liquidación efectiva de los restos del “proceso”, con todo lo que ello implica: cumplimiento de las condenas y, especialmente, pago de las multas, costas y devolución de las cantidades sustraídas para organizar y publicitar el “procés”. De ahí su interés en excitar a los “republicanos españoles” y ganarlos para su causa. Ha rematado su dosis de coba al PSOE añadiendo que el peligro para los socialistas no son los indepes sino “la extrema-derecha”.

Así como las declaraciones de Cuixart son las propias de alguien que no ha entendido que el proceso se ha terminado y que ya no quedan alternativas para mantenerlo con vida, Romeva piensa que gracias a la izquierda podría existir una “chance” de que se pactara un referéndum legal. En realidad, lo que está preocupado es por la sentencia del “procés” y por los costes. En su ignorancia de la estructura constitucional española cree que los tribunales pueden ser influidos por el poder ejecutivo…

Sobre el juicio y su actitud ha declarado: "Defenderemos lo qué hemos hecho", afirma que "no hay posibilidad de defensa jurídica" porque se trata de un "juicio político injusto. Un montaje". "Pretender que podremos defendernos con argumentos jurídicos es ingenuo", ha remachado, para añadir: "Lo que sí que tenemos que hacer es defender políticamente lo que hemos hecho, pero de ninguna manera defendernos". "No me declararé inocente, negaré haber cometido ningún delito. No negaré ninguna de las actuaciones políticas para hacer posible el referéndum, negaré el carácter delictivo de todo lo que hicimos. Sí que negaré rotundamente la violencia que se nos atribuye". Romeva comete el error de considerar que sólo es delito lo que conlleva violencia.

Cabe preguntarse si el desenfoque de la realidad que tiene Romeva es mayor o menor que el de Cuixart: "Utilizamos la prisión para hacer política. No nos sacarán de aquí porque hacemos mucho ruido. Nos sacarán cuando ganemos". Las declaraciones intentan animar a las desanimadas huestes independentistas aun no repuestas del fracaso absoluto de la movilización del 21-D con “columnas” que debían confluir sobre la Lonja de Mar y que, en los mejores momentos no lograron movilizar ni 3.000 personas. Algo enigmática es la coletilla que une a su mensaje recomendando a los dirigentes independentistas "menos exhibicionismo y más política".

Las tres líneas numantinas con las que el independentismo va a responder al “proceso al proceso” son: "Referéndum, derechos civiles y república". Su objetivo es “consolidar un giro estratégico encaminado a la acumulación de fuerzas más allá del propio independentismo, sumándose a las causas de republicanos y demócratas en general”. Nuevamente, algunas de las referencias que utiliza dan que pensar sobre su realismo. Ha llegado a utilizar aplicado a Cataluña una frase que el “Subcomandante Marcos” jefe de los zapatistas, utilizó: "Hay que caminar siempre al ritmo del más lento", todo ello para llegar a un “consenso del 80%”. Vale la pena citar otra de sus frases: "Hace falta que seamos los más inteligentes, no los más valientes"… a pesar de que el “proceso soberanista” no es, quizás, la mejor muestra de “inteligencia”.

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