¿Quién se acuerda de la “Alianza de Civilizaciones”, aquel quimérico
proyecto zapaterista quintaesencia del buenismo, de la multiculturalidad y de
la ideología-UNESCO que presidía al que llegara al poder por las carambolas del
11-M? Zapatero lanzó en 2004 el mensaje de la “alianza de civilizaciones” en el
marco de su discurso ante la ONU que debía ser simplemente protocolaria. Pero
el hecho de que nadie se lo tomara muy en serio en España, le indujo a jugar la
“carta internacional” y apostar por estar en los informativos de todo el mundo
con una propuesta universalista.
En realidad, aquella iniciativa fue una estrategia para
integrar a Turquía a la Unión Europea, que Zapatero creía que era la única
manera de mejorar las relaciones con los EEUU, pues, no en vano, este país era
el principal valedor en la época, de Turquía en su aspiración a entrar en el
club europeo.
De hecho, los primeros copresidentes de la Alianza de las
Civilizaciones, fueron el turco Erdogan y el español Federico Mayor Zaragoza,
hasta que, en 2007, la ONU, bajo el mandato de Ban Ki-moon, hizo suya la
iniciativa y nombró a Jorge Sampaio, Alto Representante de la ONU para la
Alianza de las Civilizaciones. A Sampaio le sucedió, en septiembre de 2012, el qatarí
Nassir Abdulaziz AlNasser. Lo que se suele olvidar es que Rajoy apoyó la
iniciativa en 2015, durante su intervención en Naciones Unidas.
Han pasado los años y la “Alianza de civilizaciones” es un
fantasma que no está completamente muerto pero que tampoco es absolutamente
tangible. Casi un espíritu, un fuego fatuo. La secretaria general de la Unesco,
Audrey Azoulay, durante el desayuno informativo organizado por Nueva Economía
Forum, aludió a este engendro con palabras nuevamente elogiosas. La prensa
española no ha registrado la noticia de que la “Alianza de Civilizaciones”
tiene desde el día 1 de enero de 2019 a Miguel Ángel Moratinos como presidente:
“Hay que volver a lanzar la Alianza de las Civilizaciones y contamos mucho con
Miguel Ángel”, ha señalado Azoulay entusiasmada y crédula. Al ciudadano de a
pie le resulta imposible entender que estos fuegos fatuos sigan siendo
financiados por instituciones internacionales y que no se informe a la opinión
pública ni del dinero quemado, ni de las actividades de la “Alianza”…
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