> ALTERNATIVA POR ALEMANIA BAJO VIGILANCIA DE LOS SERVICIOS DE INTELIGENCIA. EL SISTEMA SE DEFIENDE...


A pesar de que AfD ha sido objeto en los últimos días de varios atentados y agresiones contra sus dirigentes, sorprendentemente, los servicios de inteligencia alemanes, al servicio de la gran coalición SPD-CDS, la llamada “Oficina Federal para la Protección de la Constitución” han decidido acentuar la “vigilancia” sobre este partido ante “la sospecha de que pretende socavar el orden constitucional”.

La citada “oficina” (servicios de inteligencia interior, en realidad) solamente tiene un límite: no podrá usar agentes encubiertos, grabar conversaciones, ni nada por el estilo… aunque todos sospechan que, en realidad, no dudará en realizar estas tareas e incluso trabajos de “provocación”. Pero lo más sorprendente es que se coloque “bajo vigilancia especial” a un partido que en su ideario, programa y declaración públicas y privadas, no ha manifestado ni un solo punto contrario a la constitución…


El partido AfD nació en 2015 como partido euroescéptico, acogido a la libertad de expresión que parecía normal en Alemania Federal. En la actualidad es un partido parlamentario, con representación en todos los länders y considerado como la primera fuerza opositora, por delante de los Verdes, los Liberales y Die Linke. Ninguno de los representantes políticos, ni de los líderes del partido, han realizado nunca declaraciones que pudieran ser consideradas como un intento de reconstrucción del Partido Nacional Socialista Obrero Alemán, considerado por el proceso de Nuremberg como “organización criminal”.



La declaración de la “oficina de inteligencia” es todavía más inoportuna cuando no hace ni una semana, uno de los diputados de la AfD fue agredido salvajemente por desconocidos que lo colocaron a las puertas de la muerte. En contrapartida, ningún miembro, ni militante de la AfD ha sido acusado formalmente de ningún delito. Todo esto induce a pensar si en Alemania existe verdadera libertad de expresión o si, realmente, el país está dirigido por un “partido único”, la “gran coalición democristiana-socialdemócrata”, residuo de la postguerra y representante de un pasado que se niega a pasar.


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