> ASÍ SE DEFIENDE EL STABLISHMEN SUECO DE LA “EXTREMA-DERECHA POPULISTA”

Stefan Löfven volverá a ser primer ministro de Suecia. Lo ha anunciado tras alcanzar un acuerdo con el partido ex-comunista que contaba con los votos cruciales para dar vía libre al nuevo gobierno. Suecia, por primera vez en su historia, ha estado más de 100 días sin gobierno y con la amenaza de nuevas elecciones. Cualquier cosa antes que reconocer la importancia y la presencia del 17% de los votos obtenidos por los Demócratas Suecos, configurado como tercera fuerza electoral sueca. Los resultados electorales hicieron que el bloque de la derecha y el bloque de la izquierda quedaron empatados en votos. Así pues, la solución la tenían los Demócratas Suecos… pero las dos partes estaban de acuerdo en aislarlo. El problema era encontrar la fórmula para hacerlo y evitar el bloqueo y las nuevas elecciones.

Así pues, el antiguo primer ministro, Löfven se ha sacado de la manga una “fórmula Frankenstein” compuesta por los verdes, el centro y los liberales que prestarían su apoyo, unos activamente y los liberales mediante su abstención, al partido socialdemócrata. El gobierno, en contrapartida, adoptaría algunas medida centristas y conservadoras…

El último escollo y lo que más obstáculos pusieron era el Vänsterpartiet (La Izquierda), avatar surgido directamente del antiguo Partido Comunista. Los comunistas no fueron consultados y se quejaron de haber quedado marginados. Pero sin los diputados de V (y ante la imposibilidad de sumar a otros partidos al pacto), se hacían inevitables nuevas elecciones que prometían un crecimiento aún mayor de los Demócratas Suecos…

Así pues, Suecia, contará a partir de la semana que viene con un gobierno centrista presidido por un hombre de izquierda que adoptará soluciones de derechas y estará apoyado por los comunistas… Es decir: la inestabilidad personificada.

La iniciativa se ha tomado como fórmula para evitar lo que ha ocurrido en Andalucía (la referencia a la región española ha acompañado continuamente al debate en Suecia en las últimas semanas). La socialdemocracia sueca pretende que esta fórmula sea adoptada en toda Europa para contener a los “populismos”. Es la “vía sueca ante el populismo”.

Dudamos que dé resultado: más parece que esté destinada a erosionar a todos los partidos que participan en este frente común, inasumible e incomprensible para el electorado y que, finalmente, como está ocurriendo en Francia, despeja el camino a las fuerzas “populistas”: cuando más se les “aisla” por parte de los partidos del stablishment, más apoyo popular consiguen al ser percibidos como “única alternativa”.

Hay que recordar que en Nortuega el Partido del Progreso, otra fuerza “populista” lleva dos legislaturas en el gobierno y que en Dinamarca el Partido Popular Danés, igualmente de matriz “populista” es fundamental para la estabilidad del actual ejecutivo. Sin olvidar que el Partido de los Auténticos Finlandeses firmaron un acuerdo de investidura con el actual gobierno. Los países nórdicos, en otro tiempo, vanguardia de la socialdemocracia y del Estado del Bienestar, hoy son campo de cultivo del “populismo”.