Ocho años después del inicio del conflicto en Siria, los opositores se sienten frustrados por la resistencia del régimen de Bashar Al Asad. El poder del presidente Asad parece más fuerte que nunca en un país devastado por la guerra. Gracias al apoyo de Irán y de Rusia, el régimen ha multiplicado las victorias frente a los rebeldes y los yihadistas hasta recuperar dos tercios del territorio, destacó AFP.
El conflicto en Siria, que empezó en 2011, se fue haciendo más complejo con los años y la participación de países extranjeros, y especialmente inducido por EEUU. Hasta ahora dejó más de 360.000 muertos y todos los intentos diplomáticos de paz han fracasado, con Asad todavía en el poder. Hoy, el régimen está consiguiendo romper su aislamiento dentro del mundo árabe. Emiratos Árabes Unidos pero también Baréin anunciaron la reapertura de su embajada en Damasco. Ambos formaban parte del grupo de cinco países del golfo que rompieron sus relaciones diplomáticas con el poder en 2012.
Incluso los líderes de la oposición en el exilio, que participan en las negociaciones auspiciadas por la ONU en Ginebra, reconocen que el momento es complicado. "Mientras el pueblo sirio muere de frío en los campos de refugiados inundados por las lluvias de invierno, algunos de nuestros hermanos árabes compiten por acercarse al criminal", indicó el viernes en Twitter el negociador jefe de la oposición, Nasr Hariri, harto de que nadie le preste ya mucha atención. En efecto, al principio de la guerra, varios países del Golfo, como Arabia Saudí o Qatar, apoyaron activamente la rebelión con financiación y armamento pero su implicación ha disminuido mucho.
"La oposición política y militar vive actualmente su peor fase", apunta" Nawar Oliver, un experto sobre Siria del centro Omran, con sede en Turquía. Para los expertos, el régimen podría retomar totalmente los territorios controlados por la comunidad kurda tras su despliegue el viernes en la región de Manbij. Idleb sigue siendo el único gran bastión insurgente que no está controlado por el régimen. La región está dominada por los yihadistas pero también acoge a numerosos grupos rebeldes.
Los yihadistas son conscientes de que en 2019 todos los recursos del ejército sirio y de la aviación rusa se van a orientar contra ellos y están intentando salvar lo salvable apelando a negociaciones de paz. La subida al poder de Donald Trump hizo que los EEUU se desinteresaran por la ayuda a la insurgencia siria. Y la precisión de los bombardeos rusos, por sí misma, destruyo desde las alturas el Estado Islámico, que era apuntillado por la infantería y por los blindados del ejército regular sirio. Hoy, el conflicto queda como la última aventura colonial de los EEUU realizada a través de estimular a actores locales, yihadistas o no.
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