A la vista de la noticia de la detención de 17 personas en
Cataluña por los Mossos d’Esquadra, todos ellos acusados de yihadismo, cabría
repetir aquel chiste de Eugenio: “Cada vez me gustas más por lo bien que te
explicas…”. En efecto, nadie ha entendido gran cosa de la nota emitida por la
consellería de interior de la gencat: se trataba de un grupo que tenía
intención de atentar, pero que todavía no había planificado ningún atentado. La
cosa se entiende mucho menos si tenemos en cuenta que según declaraciones de la
gencat, la investigación ha durado un año… por lo que cabe deducir que el grupo
existía como mínimo desde hace más tiempo, período más que suficiente como para
planificar y ejecutar varios atentados.
En realidad, la investigación se inició desde el mes de mayo
de 2017, es decir, unos meses antes del atentado que ensombreció en el mes de
agosto de ese año, las barcelonesas Ramblas. La gencat ha declarado que la
mayoría de los detenidos proceden de Argelia y algunos tienen 43 años, han
añadido que varios estaban en posesión de documentos falsos y se dedicaban al
“tráfico de estupefacientes”. Lo más sorprendente es que el “control
exhaustivo” del grupo ha permitido “acreditar hasta 369 presuntos delitos
contra el patrimonio -principalmente hurtos- en el centro de Barcelona…
Y esto es lo que no se entiende en absoluto: ¿cómo se pueden
acreditar 369 delitos de “hurto”? Hay que decir que en el último año los hurtos
han aumentado en Barcelona un 26%; diariamente se producen miles, la mayoría
protagonizados por carteristas romaníes en el metro, tironeros magrebíes en el
Casco Antiguo, robos en autopista realizados por la ya casi ventenaria “banda
de los peruanos”, etc, etc, etc. Dentro de este contexto, perder el tiempo con
“yihadistas” que, lejos de cometer atentados se dedicaban al robo al descuido
parece una muestra de ineficacia.
Está claro que si la gencat hubiera presentado la
desarticulación de la banda argelina como una operación contra tironeros y
choros argelinos, no hubiera merecido ni una sola línea en los medios de
comunicación. ¿Qué supone el esclarecimiento de esos 369 delitos comparados con
las decenas de miles que se producen al año en Barcelona? ¿Cómo es que los
Mossos han podido establecer esa cifra: los seguían desde el primer delito
hasta el que fue el 369 sin hacer nada? Para colmo, algunos de los vecinos de
los detenidos han declarado que de yihadistas nadas, porreros, traficantes,
choros, nada más. Otros vecinos, musulmanes todos ellos, han declarado que
otros de los detenidos se reunían para robar carteras, nada más. ¿Rezar?
¿Acudir a la mezquita? Nunca.
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