> ¿VOX EN EL BLOQUE EUROESCÉPTICO QUE DISEÑA SALVINI?


Es sabido que desde hace algunos meses grupos políticos euroescépticos y antiinmigración se reúnen en los pasillos del Parlamento Europeo de Bruselas y en su sede de Estrasburgo para definir su estrategia tras las elecciones de mayo. Existen profundas discrepancias y, en algunos casos, rivalidades, pero cada vez resulta más evidente que están encontrando puntos de convergencia. ¿El objetivo? Conseguir que los euroescépticos, divididos hoy en tres grupos distintos dentro de la Eurocámara, se conviertan en un único bloque a partir de las elecciones europeas de mayo de 2019.

Estos tres grupos son ECR, el grupo de las Naciones y la Democracia Directa (EFDD) que incluye al UKIP de Nigel Farage, y el EFN de Salvini y Le Pen. Tanto ECR como EFDD se desintegrarán con la salida del Reino Unido. Por eso Matteo Salvini, líder de Lega y viceprimer ministro italiano, encabeza desde hace algunos meses un trabajo por unificar a la mayoría de grandes partidos de estas tres formaciones en un solo grupo. Eso incluye conversaciones con el gobernante PiS polaco, con el FPÖ austriaco que gobierna junto al PP en Austria, la formación Alternativa para Alemania (AfD), los Demócratas Suecos (SD) y los partidos de populistas en Dinamarca y Finlandia, así como la propia formación de Le Pen. Parece bastante claro que el partener español en esa ocasión va a ser Vox. Esto puede intuirse a partir de la felicitación que Marine Le Pen, líder de la Agrupación Nacional francesa envió para felicitar a Santiago Abascal a quien ha considerado “un amigo”.

Antes de verano había consenso en que resultaba muy difícil creer que fueran a ser capaces de ponerse de acuerdo. Por distintas razones: porque son partidos extremadamente diferentes y que en algunos casos lo poco que tienen en común es su mensaje contra Bruselas, porque esas mismas diferencias evitan poder encontrar una unidad, porque faltaba un líder claro y porque hay una falta de interés de estos grupos por el trabajo real en la Eurocámara que hacía que pareciera poco probable.

Sin embargo las cosas han cambiado y la campaña parece convertirse en un pulso entre proeuropeos y euroescépticos, algo que ha facilitado el mensaje unificador del viceprimer ministro italiano. Salvini ha sido aceptado por muchos como el líder carismático que requiere este bloque, hay una organización detrás de las negociaciones que tiene muy en cuenta las diferencias de cada formación, y ha habido un cambio fundamental en la estrategia de los euroescépticos: ahora sí les interesa la UE, porque lo que quieren es transformarla desde dentro en vez de dinamitarla desde fuera.

El secreto está en que la agenda de negociaciones se ha centrado en solo un par de puntos, como la migración o la recuperación de competencias para los Estados miembros, mientras ha dejado fuera asuntos que crean discrepancias entre los candidatos a conformar el grupo en el próximo Parlamento Europeo, como por ejemplo es la posible salida del Euro. “Las negociaciones avanzan más rápido de lo esperado porque la gente se está despertando por toda Europa y quieren recuperar su destino”, asegura a El Confidencial Nicholas Bay, el líder de la formación francesa en la Eurocámara.

Los contactos de Salvini con otras fuerzas euroescépticas se intensificaron desde los primeros días de enero. La semana pasada el italiano mantuvo un encuentro con los líderes del PiS polaco, una de las reuniones más importantes, ya que la formación que controla el Gobierno en Varsovia contará con un buen número de escaños en la próxima Eurocámara. También se veía como uno de los socios más difíciles de ganar para su causa, pero Bay asegura que los resultados son “muy prometedores”.

Incluso así, puede ser que las negociaciones fracasen y acaben fracturados en dos grupos. Si consiguieran acabar uniéndose, su impacto en el día a día del Parlamento Europeo sería importante, especialmente si deciden participar de verdad en la actividad parlamentaria, algo que ni EFN ni EFDD han hecho durante la actual legislatura. Si presentan mociones, participan en las comisiones y establecen una verdadera actividad coordinada se harán notar y mucho en la Eurocámara.

Nicolas Bay, eurodiputado del grupo de Marine Le Pen achaca la tardanza en la aparición de Vox a un motivo distinto al “complejo de inferioridad”. “La transición fue suave y ha habido una caza de brujas contra aquellos a los que se cree que les gusta demasiado su país”, asegura Bay, que señala que el PP “a fuerza de renuncia y traición” ha dejado el espacio político que ha usado “el carismático líder de Vox” para “ganarse los corazones de un número creciente de compatriotas”. Para Bay es una garantía tener a Vox “en primera línea de las llegadas masivas y anárquicas de inmigrantes ilegales”.

Sin embargo Le Pen ya no encabeza el bloque euroescéptico. Matteo Salvini es el nuevo princeps de los eurófobos. Y ha sido solo en esta última etapa en la que Vox ha llamado la atención de los salvinistas. Antes de las elecciones andaluzas algunos eurodiputados italianos dejaban ver sus dudas sobre si finalmente la formación de extrema derecha entraría en la Eurocámara. Ahora Marco Zanni, eurodiputado de la Lega, señala a este periódico que hay “contactos entre representantes de nuestro grupo, la Europa de las Naciones y la Libertad (EFN por sus siglas en inglés, donde también están los eurodiputados de Le Pen) y Vox para poder explorar oportunidades para futuras colaboraciones”.

En Bruselas, donde el ‘efecto Vox’ ha llegado mucho menos de lo que se cree, nadie tiene dudas de que el partido de Abascal seguirá la línea de los últimos años e irá de la mano de lo que haga el grupo de Le Pen. Si finalmente los franceses participan de la unificación de los distintos partidos euroescépticos en la cámara, los eurodiputados de Vox también lo harán. Y nadie de los que hace algunos meses dudaban sobre la capacidad de la formación de Abascal para entrar en el Parlamento hace ascos a la idea de unir unos cuantos asientos más en lo que es el nuevo objetivo de los euroescépticos: intentar unirse y ganar tantos escaños como sean posibles para mostrar su pulso a la Unión Europea.

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